Guillermo Grúa es el alias del creador del Sistema Libertad Para La Disfunción Eréctil, tiene 52 años de edad y vive con su esposa Sara, en Estados Unidos.
Su sistema está supuestamente basado en su árdua investigación por encontrar un tratamiento 100% natural y sin contraindicaciones, ya que su matrimonio entró en crisis y estuvo al borde de separarse, pues ya no la satisfacía como a ella le gustaba.
Todo empezó el día que su esposa Sara cumplió 50 años. Guillermo planeaba regalarle un brazalete como una sorpresa. El aprovechó que salía más temprano de su trabajo para sorprenderla con semejante regalo.
Pero sería él quien finalmente se llevaría la sorpesa, ¡semejante sorpresita! ¡¿quién lo creería?!
Cuando entró a casa se dió cuenta de que su esposa estaba llorando junto a su amiga Jean, porque le estaba contando lo que realmente estaba pasando con su vida sexual, con su matrimonio…y sí: con su esposo.
Sara se lamentaba por lo mucho que extrañaba eso que ya no había en su vida: sexo y placer.
Casi se acaba su matrimonio por culpa de su disfunción eréctil.
Tal era el grado de insatisfacción que ella se sentía tentada a estar con otros hombres, puesto que las miradas, los piropos que vienen y van, eran cada vez más seductodores, y el matrimonio se estaba destruyendo a pedacitos.
Todo eso que escuchó Guillermo le cayó literalmente como un golpe bajo, que lo hizo reaccionar y estrellarse contra la vida, para hacer un alto en su vida y preguntarse a si mismo ¿qué coños me está pasando?
Él nunca se imagino que las cosas se pondrían tan mal. Siempre tan viril, tan varonil, tan “macho” vió como su orgullo masculino se iba por la cloaca.
Ese momento crítico lo impulsó a tomar una decisión drástica que lo obligó a tomar una decisión: o arreglaba su problema de impotencia sexual o su esposa lo abandonaría para siempre.
Y no era cualquier matrimonio: llevaban 30 años casados, y atrás habían quedado esos maravillosos, excitantes, apasionados y divertidos días en los que podían tener sexo a tarde, noche y mañana incluso todos los días.
Volviendo al peor día de la vida de Guillermo, se la pasó buscando información top secret, información valiosa y oculta que no era evidente ante sus ojos, pero que estaba pasando por alto.
El caso es que Guillermo estaba haciendo todo lo contrario: estaba investigando, leyendo, devorando libros enteros en Internet en busca de la solución natural y definitiva a su problema de impotencia sexual, que le daría la paz y la felicidad que tanto él como Sara estaban buscando y que por culpa del mismo descuido de Guillermo había arruinado por completo su intimidad de pareja.
Según él, ya había sentado cabeza, perseveró en su búsqueda, y se topó con mucha basura que abunda en internet, hasta que descubrió algo importante: él dice haber descubierto la fórmula mágica de la impotencia masculina.
Resulta que nuestro cuerpo posee unas enzimas y aminoácidos (no quiero abrumarte con una cátedra insulsa y aburrida de anatomía) que son los componentes químicos responsables de la relajación y la dilatación de los músculos, las venas e incluso, los vasos sanguíneos del pene, que hacen que la sangre fluya y se acumule en la punta del pene, poniéndolo duro, firme y erecto.
Tal era el grado de insatisfacción que ella se sentía tentada a estar con otros hombres, puesto que las miradas, los piropos que vienen y van, eran cada vez más seductodores, y el matrimonio se estaba destruyendo a pedacitos.
Todo eso que escuchó Guillermo le cayó literalmente como un golpe bajo, que lo hizo reaccionar y estrellarse contra la vida, para hacer un alto en su vida y preguntarse a si mismo ¿qué coños me está pasando?
Él nunca se imagino que las cosas se pondrían tan mal. Siempre tan viril, tan varonil, tan “macho” vió como su orgullo masculino se iba por la cloaca.
Ese momento crítico lo impulsó a tomar una decisión drástica que lo obligó a tomar una decisión: o arreglaba su problema de impotencia sexual o su esposa lo abandonaría para siempre.
Y no era cualquier matrimonio: llevaban 30 años casados, y atrás habían quedado esos maravillosos, excitantes, apasionados y divertidos días en los que podían tener sexo a tarde, noche y mañana incluso todos los días.
Volviendo al peor día de la vida de Guillermo, se la pasó buscando información top secret, información valiosa y oculta que no era evidente ante sus ojos, pero que estaba pasando por alto.
El caso es que Guillermo estaba haciendo todo lo contrario: estaba investigando, leyendo, devorando libros enteros en Internet en busca de la solución natural y definitiva a su problema de impotencia sexual, que le daría la paz y la felicidad que tanto él como Sara estaban buscando y que por culpa del mismo descuido de Guillermo había arruinado por completo su intimidad de pareja.
Según él, ya había sentado cabeza, perseveró en su búsqueda, y se topó con mucha basura que abunda en internet, hasta que descubrió algo importante: él dice haber descubierto la fórmula mágica de la impotencia masculina.
Resulta que nuestro cuerpo posee unas enzimas y aminoácidos (no quiero abrumarte con una cátedra insulsa y aburrida de anatomía) que son los componentes químicos responsables de la relajación y la dilatación de los músculos, las venas e incluso, los vasos sanguíneos del pene, que hacen que la sangre fluya y se acumule en la punta del pene, poniéndolo duro, firme y erecto.
agregare otra recomendacion existen muchos alimentos que ayudan a combatir la disfuncion erectil , como la vainilla la granada siempre buscar soluciones naturales
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